El Ayuntamiento de Barcelona ha convocado un concurso público para eliminar en un año y medio al 25 por ciento de las palomas que habitan en la ciudad. El valor es de 18.000 euros.

En Barcelona viven 256.000 aves de esta especie y esta matanza significaría eliminar a 64.700.

Según documentos publicados por la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), que es la que tiene la competencia en los controles de lo que han considerado una "plaga", el contrato especifica que la empresa elegida deberá de capturar mediante redes a las palomas y provocarles la muerte por asfixia al gasearlas en un lugar "que no favorezca el estrés de los animales" y después eliminar los cuerpos.

En el concurso se solicita específicamente que las empresas que opten a aplicar la medida garanticen el uso de un métido "indoloro", que sea "rápido e irreversible" y que no tenga ninguna consecuencia negativa sobre el medio ambiente, además de distribuir las capturas en 790 puntos diferentes.

El objetivo del exterminio es reducir la población de palomas "Columba Livia" y gaviotas "Larus Michahellis", con la obligación añadida de destruir los nidos y huevos que sean detectados en un plazo inferior a las 48 horas desde su localización.

Estas dos especies, junto a las cotorras, han aumentado su presencia en los últimos años de forma considerable.

La medida supone la triplicación de las capturas que se realizaron en 2008, cuando se eliminaron 20.000 aves y también un aumento considerable a las 40.000 del año pasado.

ASPB han especificado que la población de palomas no ha dejado de crecer en la ciudad, porque encuentran comida de manera ilimitada y el entorno es favorable, además de una climatología benigna.

Prueba de ello son las colonias que ya existen y que son estables en todos los distritos, aunque la densidad de las mismas ha descendido.

Este concurso parte de la base de que el sacrificio es "mucho más eficiente" que otras medidas, como la alimentación mediante pienso esterilizado, construcción de palomares artificiales que permitan la retirada de huevos y reintroducción de depredadores como el halcón peregrino.

El año pasado, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó la construcción de un palomar artificial (con ubicación pendiente de designar), y desde 1999 existe un programa de reintroducción del halcón (con cinco parejas que han nidificado desde entonces en el área metropolitana).

El principal problema de la expansión de esta plaga "que acarrea suciedad, daños en edificios y contagio de enfermedades" pasa por la concienciación de la población para que no les dé de comer.

La ASPB tiene identificados 40 puntos donde operan "alimentadores extensivos", que son personas que con su alimentación a las aves permiten que éstas se fidelicen, hagan más puestas de huevos y tengan más crías. Por todo ello, una decena de informadores de calle trabajan desde hace nueve meses en concienciar a los ciudadanos de estos distritos.

Las autoridades sanitarias pretenden tener resultados sobre la eficacia de estos informadores en tres meses, algo que consideran "clave" para minimizar el crecimiento de la población de palomas. No está previsto que se impida la alimentación de las palomas en Plaza Catalunya, punto neurálgico de Barcelona en el que el Ayuntamiento permite la venta de pienso y donde es tradicional que las personas las alimenten.

Seguramente tienen que hacerlo, pero suena "muy fuerte".

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