En observaciones espaciales publicadas en "science" se han detectado moléculas de agua en la Luna y hielo puro en latitudes insólitas de Marte.
El agua que se ha encontrado no son lagos, ni charcas, ni nada por el estilo, son moléculas de agua (H20) y de hidróxilo (OH), menos vistosas que un curso fluvial pero que han obligado a la comunidad científica a revisar eso de que no hay agua en nuestro satélite.
Después de varias observaciones espaciales en misiones internacionales se ha revelado este hallazgo y además otro muy importante, se ha encontrado hielo puro en latitudes insólitas de Marte, lejos de los polos marcianos donde se creía que estaba. Los dos descubrimientos se han publicado en la edición digital y en papel de "Science".
En la misión Apolo de la NASA de hace cuarenta años, los astronautas regresaron a la Tierra con una caja de piedras lunares para someterlas a análisis geoquímicos.
En los laboratorios se encontraron trazas de agua, pero el contenedor tenía filtraciones y los expertos creyeron que se trataba de "contaminación" procedente del reingreso en la atmósfera terrestre. Ahora resulta que no era así y esos vestigios acuosos eran naturales, propios de las rocas.
Cuarenta años después, intrumentos de la NASA a bordo de la sonda india Chandrayaan-1, lanzada a finales de 2008, y espectrómetros instalados en las sondas Cassini y Epxi, han confirmado este extremo al analizar la luz que refleja la superficie de la Luna y detectar longitudes de onda compatibles con el enlace químico entre dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno (H20).
Las "Lupas" espaciales sólo han podido captar detalles en un nivel muy superficial de la corteza lunar, apenas unos pocos centímetros bajo la superficie, pero suficientes, según los científicos, para reducir la presencia de un agua que antes se creía limitada a algunos cráteres en sombra perpetua en los polos de la Luna.
«Cuando decimos que hay agua en la Luna no hablamos de lagos u océanos. Agua en la Luna significa moléculas de agua e hidróxilo (un átomo de hidrógeno y otro de oxígeno) que interactúan con moléculas de polvo y roca en las capas superiores de manera específica», explica Carle Pieters, geóloga de la Universidad de Brown y autora principal de uno de los artículos de la revista científica 'Science'.
Lo que se desconoce aún es el origen de esas moléculas de agua. Pudieran ser provenientes de otros cuerpos externos como meteoritos o cometas impactados contra la superficie lunar u originadas en el interior del satélite.
Meteoritos
Las cámaras de otra sonda de la NASA, la 'Mars Reconnaissance Orbiter', identificaron el año pasado cráteres recientes provocados por el impacto de meteoritos contra la superficie marciana; en el fondo de los agujeros había hielo. Se sabe con certeza que hay hielo bajo la superficie de los polos del planeta rojo.
La sorpresa radica en que los cráteres helados observados ahora están en latitudes insólitas, muy cerca del ecuador, donde no había antes constancia alguna ni se esperaba «dado el clima actual de Marte», indica Shane Byrne, de la Universidad de Arizona.
La otra sorpresa es el grado de pureza del hielo expuesto por el impacto del meteorito. Dado que el agua se acumula bajo la superficie, se creyó en un primer momento que sería una mezcla al 50% de polvo y hielo, pero «pudimos determinar que había sólo un 1% de polvo y el 99% restante era hielo puro», aseguró Byrne.
El agua que se ha encontrado no son lagos, ni charcas, ni nada por el estilo, son moléculas de agua (H20) y de hidróxilo (OH), menos vistosas que un curso fluvial pero que han obligado a la comunidad científica a revisar eso de que no hay agua en nuestro satélite.
Después de varias observaciones espaciales en misiones internacionales se ha revelado este hallazgo y además otro muy importante, se ha encontrado hielo puro en latitudes insólitas de Marte, lejos de los polos marcianos donde se creía que estaba. Los dos descubrimientos se han publicado en la edición digital y en papel de "Science".
En la misión Apolo de la NASA de hace cuarenta años, los astronautas regresaron a la Tierra con una caja de piedras lunares para someterlas a análisis geoquímicos.
En los laboratorios se encontraron trazas de agua, pero el contenedor tenía filtraciones y los expertos creyeron que se trataba de "contaminación" procedente del reingreso en la atmósfera terrestre. Ahora resulta que no era así y esos vestigios acuosos eran naturales, propios de las rocas.
Cuarenta años después, intrumentos de la NASA a bordo de la sonda india Chandrayaan-1, lanzada a finales de 2008, y espectrómetros instalados en las sondas Cassini y Epxi, han confirmado este extremo al analizar la luz que refleja la superficie de la Luna y detectar longitudes de onda compatibles con el enlace químico entre dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno (H20).
Las "Lupas" espaciales sólo han podido captar detalles en un nivel muy superficial de la corteza lunar, apenas unos pocos centímetros bajo la superficie, pero suficientes, según los científicos, para reducir la presencia de un agua que antes se creía limitada a algunos cráteres en sombra perpetua en los polos de la Luna.
«Cuando decimos que hay agua en la Luna no hablamos de lagos u océanos. Agua en la Luna significa moléculas de agua e hidróxilo (un átomo de hidrógeno y otro de oxígeno) que interactúan con moléculas de polvo y roca en las capas superiores de manera específica», explica Carle Pieters, geóloga de la Universidad de Brown y autora principal de uno de los artículos de la revista científica 'Science'.
Lo que se desconoce aún es el origen de esas moléculas de agua. Pudieran ser provenientes de otros cuerpos externos como meteoritos o cometas impactados contra la superficie lunar u originadas en el interior del satélite.
Meteoritos
Las cámaras de otra sonda de la NASA, la 'Mars Reconnaissance Orbiter', identificaron el año pasado cráteres recientes provocados por el impacto de meteoritos contra la superficie marciana; en el fondo de los agujeros había hielo. Se sabe con certeza que hay hielo bajo la superficie de los polos del planeta rojo.
La sorpresa radica en que los cráteres helados observados ahora están en latitudes insólitas, muy cerca del ecuador, donde no había antes constancia alguna ni se esperaba «dado el clima actual de Marte», indica Shane Byrne, de la Universidad de Arizona.
La otra sorpresa es el grado de pureza del hielo expuesto por el impacto del meteorito. Dado que el agua se acumula bajo la superficie, se creyó en un primer momento que sería una mezcla al 50% de polvo y hielo, pero «pudimos determinar que había sólo un 1% de polvo y el 99% restante era hielo puro», aseguró Byrne.
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