La avispa marina (Chironex fleckeri), es una medusa "Cubozoa" y es muy famosa por el poder mortal de su veneno, convirtiéndose en el animal más letal del planeta. Con tan sólo 1,4 mg de su veneno puede matar a un ser humano.
Es muy parecida a la medusa, su forma es muy similar a la de una campana y puede llegar a ser tan grande como un balón de baloncesto. Depende de como se miren, su cuerpo se ve cuadrado.
Tiene un color azul pálido transparente, siendo invisible en el mar.
De la punta de la avispa marina salen 4 grupos de tentáculos que pueden tener hasta 15 tentáculos cada grupo de unos 3 metros de largo, teniendo un total de 60 tentáculos.
Estos animales poseen 4 receptores fotosensibles y los usa para orientarse, identificar a sus presas o evadir objetos. Su sistema nervioso y sensorial está bien desarrollado y es muy sofisticado.
No posee ningún sistema circulatorio, respiratorio o excretor, porque la mayoría de sus células vivas están en contacto directo con el agua.
Sus presas suelen ser los peces de tamaño pequeño y los crustáceos.
Estas medusas pueden alcanzar una velocidad de 2 metros por segundo, lo normal son impulsos de 1,5 metros, proporcionándoles la velocidad suficiente para atrapar a sus presas.
Su veneno es la "Neurotoxina", con dosis letal de 50% en la mayoría de los casos, aproximadamente 20 microgramos por kg de masa de cada ejemplar. Esto quiere decir que con tan sólo 1,4 miligramos de veneno puede matar a un adulto.
Este veneno actúa rápidamente sobre el sistema nervioso de la presa. En los humanos el ataque suele ser accidental, ya que como la mayoría de los animales intenta evadirnos, aunque puede perder el control de sus aguijones y células, que se estimulan por la presión física.
Por lo general, el roce de la víctima con sus cilios o tentáculos pasa inadvertido, no deja lesiones visibles. Después de unos 20 minutos comienza el síndrome de "irukanjdi", es decir, comienza un intenso dolor en todo el cuerpo, el ritmo cardíaco se triplica y la presión sanguínea se duplica. Finalmente la muerte sobreviene tras una embolia cardíaca.
Otros síntomas son la dificultad para respirar, hinchazón, nauseas y vómitos, dolores severos, latidos cardíacos lentos y muerte del tejido cutáneo.
Algunos animales son inmunes a la toxina, como por ejemplo las tortugas de mar, que suelen ser presas de las avispas de mar sin sufrir ningún daño.
En el humano puede producir la muerte en menos de tres minutos si el veneno penetra en el sistema sanguíneo.
Se puede utilizar vinagre para las lesiones por contacto, de esa manera se disminuye su peligrosidad.
Suelen habitar en aguas tropicales de Australia y en otras zonas del océano Indico Occidental y Pacífico. También se han avistado algunos ejemplares en aguas de Papúa, Nueva Guinea, Filipinas y Vietnam, aunque no se conoce su distribución exacta.
Se diferencia de las medusas comunes porque éstas en su mayoría son ciegas, sin embargo las avispas marinas poseen cuatro grupos de veinte ojos. A pesar de ello, no está muy claro que puedan distinguir objetos con la vista ni tampoco la forma en la que procesan las imágenes, ya que poseen un sistema nervioso central.
Según un estudio de la revista "National Geographic", las avispas de mar se vuelven más mortíferas con la edad. Las más jóvenes suelen cazar camarones y su veneno lo tienen tan sólo en el 5% de sus células urticantes, pero las adultas lo tienen en el 50% y es lo que les permite cazar presas de mayor tamaño.
Es muy parecida a la medusa, su forma es muy similar a la de una campana y puede llegar a ser tan grande como un balón de baloncesto. Depende de como se miren, su cuerpo se ve cuadrado.
Tiene un color azul pálido transparente, siendo invisible en el mar.
De la punta de la avispa marina salen 4 grupos de tentáculos que pueden tener hasta 15 tentáculos cada grupo de unos 3 metros de largo, teniendo un total de 60 tentáculos.
Estos animales poseen 4 receptores fotosensibles y los usa para orientarse, identificar a sus presas o evadir objetos. Su sistema nervioso y sensorial está bien desarrollado y es muy sofisticado.
No posee ningún sistema circulatorio, respiratorio o excretor, porque la mayoría de sus células vivas están en contacto directo con el agua.
Sus presas suelen ser los peces de tamaño pequeño y los crustáceos.
Estas medusas pueden alcanzar una velocidad de 2 metros por segundo, lo normal son impulsos de 1,5 metros, proporcionándoles la velocidad suficiente para atrapar a sus presas.
Su veneno es la "Neurotoxina", con dosis letal de 50% en la mayoría de los casos, aproximadamente 20 microgramos por kg de masa de cada ejemplar. Esto quiere decir que con tan sólo 1,4 miligramos de veneno puede matar a un adulto.
Este veneno actúa rápidamente sobre el sistema nervioso de la presa. En los humanos el ataque suele ser accidental, ya que como la mayoría de los animales intenta evadirnos, aunque puede perder el control de sus aguijones y células, que se estimulan por la presión física.
Por lo general, el roce de la víctima con sus cilios o tentáculos pasa inadvertido, no deja lesiones visibles. Después de unos 20 minutos comienza el síndrome de "irukanjdi", es decir, comienza un intenso dolor en todo el cuerpo, el ritmo cardíaco se triplica y la presión sanguínea se duplica. Finalmente la muerte sobreviene tras una embolia cardíaca.
Otros síntomas son la dificultad para respirar, hinchazón, nauseas y vómitos, dolores severos, latidos cardíacos lentos y muerte del tejido cutáneo.
Algunos animales son inmunes a la toxina, como por ejemplo las tortugas de mar, que suelen ser presas de las avispas de mar sin sufrir ningún daño.
En el humano puede producir la muerte en menos de tres minutos si el veneno penetra en el sistema sanguíneo.
Se puede utilizar vinagre para las lesiones por contacto, de esa manera se disminuye su peligrosidad.
Suelen habitar en aguas tropicales de Australia y en otras zonas del océano Indico Occidental y Pacífico. También se han avistado algunos ejemplares en aguas de Papúa, Nueva Guinea, Filipinas y Vietnam, aunque no se conoce su distribución exacta.
Se diferencia de las medusas comunes porque éstas en su mayoría son ciegas, sin embargo las avispas marinas poseen cuatro grupos de veinte ojos. A pesar de ello, no está muy claro que puedan distinguir objetos con la vista ni tampoco la forma en la que procesan las imágenes, ya que poseen un sistema nervioso central.
Según un estudio de la revista "National Geographic", las avispas de mar se vuelven más mortíferas con la edad. Las más jóvenes suelen cazar camarones y su veneno lo tienen tan sólo en el 5% de sus células urticantes, pero las adultas lo tienen en el 50% y es lo que les permite cazar presas de mayor tamaño.
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