Andrew Lancaster es un taxidermista neozelandés que acostumbra a recoger animales sin vida que encuentra en cualquier lugar y con ellos se inspira para realizar creaciones que a la mayoría nos resultan grotescas pero para otros son obras de arte.

La alarma ha saltado cuando ha metido en subasta en TradeMe una alfombra hecha de piel de gato al estilo salvaje.
El taxidermista consiguió que la alfombra alcanzara los 955 dólares y que más de 10.800 personas pujaran para conseguirla.
 
Los defensores de los derechos humanos de los animales en Nueva Zelanda opinan que esta subasta ha sido de "un muy mal gusto".
Lancaster ya está acostumbrado a este tipo de críticas por otras creaciones como pollos con dientes de vampiro, cerdos con alas, conejos con alas de pájaros o buhos con cabeza de muñeco.
 
 

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