En las últimas semanas han muerto siete niños indígenas en la región de Amazonas después de ser mordidos por murciélagos hematófagos que les transmitieron la rabia.
El brote de rabia se registró en la comunidad nativa de Kigkis, provincia de Condorcanqui, a 1.200 km. de Lima. Esta zona está habitada por nativos de las etnias wampis y awajún.
Se han capturado varios ejemplares con rabia, pero las muertes de estos niños no han podido ser confirmadas debido a que las tradiciones indígenas han impedido que se les realicen autopsias.
"La confirmación de la enfermedad debe hacerse por medio de un análisis al cerebro de los fallecidos. Sin embargo, dichas poblaciones tienen otra cultura y consideran un ultraje tocar a sus muertos. Por ello, no nos dejan estudiar sus cadáveres", dijo Elías Bohórquez, director regional de Salud de Amazonas.
Pero los niños muertos presentaban antes de su fallecimiento todos los síntomas de la rabia humana: irritación a la luz y el agua, pánico, tensión corporal, espasmos, salivación excesiva y otros síntomas que hacen suponer que murieron por esta enfermedad.
Los nativos se han resistido a vacunarse a pesar del brote de rabia, pero las autoridades sanitarias han logrado convencer recientemente a los jefes nativos (apus) para comenzar la campaña de inmunización contra la rabia.
Las brigadas epidemiológicas recorrerán la zona para capturar y eliminar a los murciélagos.
La población de murciélagos hematófagos ha crecido de manera alarmante en el distrito de Imaza, donde ya se han registrado casi 300 mordeduras.
Estos animales se alimentan de sangre y sus mordidas son normalmente en la cabeza de los niños o en los dedos de los pies de los adultos, pero estos ataques no son sentidos por sus víctimas, ya que los murciélagos actúan por la noche y dejan primero un líquido que adormece el cuerpo.
El brote de rabia se registró en la comunidad nativa de Kigkis, provincia de Condorcanqui, a 1.200 km. de Lima. Esta zona está habitada por nativos de las etnias wampis y awajún.
Se han capturado varios ejemplares con rabia, pero las muertes de estos niños no han podido ser confirmadas debido a que las tradiciones indígenas han impedido que se les realicen autopsias.
"La confirmación de la enfermedad debe hacerse por medio de un análisis al cerebro de los fallecidos. Sin embargo, dichas poblaciones tienen otra cultura y consideran un ultraje tocar a sus muertos. Por ello, no nos dejan estudiar sus cadáveres", dijo Elías Bohórquez, director regional de Salud de Amazonas.
Pero los niños muertos presentaban antes de su fallecimiento todos los síntomas de la rabia humana: irritación a la luz y el agua, pánico, tensión corporal, espasmos, salivación excesiva y otros síntomas que hacen suponer que murieron por esta enfermedad.
Los nativos se han resistido a vacunarse a pesar del brote de rabia, pero las autoridades sanitarias han logrado convencer recientemente a los jefes nativos (apus) para comenzar la campaña de inmunización contra la rabia.
Las brigadas epidemiológicas recorrerán la zona para capturar y eliminar a los murciélagos.
La población de murciélagos hematófagos ha crecido de manera alarmante en el distrito de Imaza, donde ya se han registrado casi 300 mordeduras.
Estos animales se alimentan de sangre y sus mordidas son normalmente en la cabeza de los niños o en los dedos de los pies de los adultos, pero estos ataques no son sentidos por sus víctimas, ya que los murciélagos actúan por la noche y dejan primero un líquido que adormece el cuerpo.
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