René Preval, presidente de Haiti, ha dicho que "hay que ver para creer" la catástrofe producida por el terremoto que sacudió su país ayer martes, a las 11 de la noche hora española. Lo ha calificado de "increíble".
El presidente salió a las 5 de la madrugada para comprobar por sí mismo lo que había ocurrido en Puerto Príncipe. Acudió al aeropuerto para verificar el estado de las instalaciones, ya que son fundamentales para recibir ayuda humanitaria.
"La ciudad está destruida. Los hospitales, colegios y casas particulares. Las calles están llenas de cadáveres", dijo el presidente, que destacó que el Palacio Presidencial, que es su residencia oficial, también ha sido destruida por el seísmo.
"No sé donde voy a dormir esta noche. Pero eso no es un problema".
Haití es el país con mayor pobreza de toda América y ahora ha sido sacudido por una catástrofe cuyas magnitudes son todavía incalculables. Es el mayor terremoto desde hace más de 200 años.
El presidente ha dicho que la primera necesidad que tiene el país es limpiar las calles de cadáveres y atender a todos los heridos. "No podemos llevar a los heridos a los hospitales, si están llenos".
Haití necesita equipos de rescate para poder salvar a las personas que han quedado atrapadas, así como alimentos y suministros médicos.
El mandatario también teme que la situación en las calles derive en un brote de violencia por la falta de agua potable y alimentos.
"La gente entiende la situación. Todo el mundo está haciendo lo posible para ayudarse entre ellos".
Países de todo el mundo han comenzado a enviar ayuda al país caribeño. De punta a punta del mundo se intenta llegar cuanto antes para poder ayudar en las labores de rescate, limpieza, alimentación y ayuda sanitaria.
En Haití residen algo más de 100 españoles. Algunos han podido contactar con sus familiares pero la mayoría no se han localizado.
Por otro lado, en España viven varios cientos de haitianos, que intentan desesperadamente ponerse en contacto con su país para saber de los suyos, aunque de momento les está resultando muy difícil, ya que las comunicaciones también se han visto afectadas.
El presidente salió a las 5 de la madrugada para comprobar por sí mismo lo que había ocurrido en Puerto Príncipe. Acudió al aeropuerto para verificar el estado de las instalaciones, ya que son fundamentales para recibir ayuda humanitaria.
"La ciudad está destruida. Los hospitales, colegios y casas particulares. Las calles están llenas de cadáveres", dijo el presidente, que destacó que el Palacio Presidencial, que es su residencia oficial, también ha sido destruida por el seísmo.
"No sé donde voy a dormir esta noche. Pero eso no es un problema".
Haití es el país con mayor pobreza de toda América y ahora ha sido sacudido por una catástrofe cuyas magnitudes son todavía incalculables. Es el mayor terremoto desde hace más de 200 años.
El presidente ha dicho que la primera necesidad que tiene el país es limpiar las calles de cadáveres y atender a todos los heridos. "No podemos llevar a los heridos a los hospitales, si están llenos".
Haití necesita equipos de rescate para poder salvar a las personas que han quedado atrapadas, así como alimentos y suministros médicos.
El mandatario también teme que la situación en las calles derive en un brote de violencia por la falta de agua potable y alimentos.
"La gente entiende la situación. Todo el mundo está haciendo lo posible para ayudarse entre ellos".
Países de todo el mundo han comenzado a enviar ayuda al país caribeño. De punta a punta del mundo se intenta llegar cuanto antes para poder ayudar en las labores de rescate, limpieza, alimentación y ayuda sanitaria.
En Haití residen algo más de 100 españoles. Algunos han podido contactar con sus familiares pero la mayoría no se han localizado.
Por otro lado, en España viven varios cientos de haitianos, que intentan desesperadamente ponerse en contacto con su país para saber de los suyos, aunque de momento les está resultando muy difícil, ya que las comunicaciones también se han visto afectadas.
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