Ha ocurrido en Sevilla, donde las asociaciones protectoras de animales Asanda y Uprodea, en colaboración con la Policía Local de Dos Hermanas, han rescatado a un perro que ha permanecido durante años encerrado en una habitación. Todo ello le provocó que en el momento del rescate el animal tuviera una "increíble" cantidad de pelo y suciedad en el cuerpo.
La Asociación Uprodea ha comunicado que todo ha sido a raíz de la denuncia de una vecina el pasado mes de junio, lo que fue "determinante" para poder sacar al animal del abandono en el que estaba sometido, se encontraba "encerrado en un cuarto oscuro y sin ventilación y posiblemente paralítico".
El perro ha sido bautizado como "Raitán", pertenecía a una persona con problemas de alcoholismo y lo había tenido malviviendo en una azotea desde que fue un cachorro. El animal intentó escapar en dos ocasiones por lo que quedó "solo, en el suelo de un cuarto maloliente y oscuro, helado en invierno y abrasador en verano, incomunicado, sin volver a ver la luz ni tener contacto con nadie".
Cuando rescataron al perro, lo encontraron con una gran cantidad de pelo criado que junto a la suciedad acumulada le había formado unos nudos tremendos y extraños apéndices, "haciendo difícil distinguir éstos de las patas y el rabo del animal". Además de emanar un hedor "insoportable" como consecuencia de tanta suciedad.
Por encima de su piel se había formado una especie de caparazón o costra que lo habían convertido en un "monstruo" a la vista de cualquier persona, por la dejadez en sus cuidados y atenciones que desde luego no le daba su dueño.
"Una sociedad que se llama a sí misma civilizada no debe permitir este tipo de aberraciones; el silencio es la voz de la complicidad y siempre favorece al maltratador, nunca a la víctima", finalizó Uprodea.
La Asociación Uprodea ha comunicado que todo ha sido a raíz de la denuncia de una vecina el pasado mes de junio, lo que fue "determinante" para poder sacar al animal del abandono en el que estaba sometido, se encontraba "encerrado en un cuarto oscuro y sin ventilación y posiblemente paralítico".
El perro ha sido bautizado como "Raitán", pertenecía a una persona con problemas de alcoholismo y lo había tenido malviviendo en una azotea desde que fue un cachorro. El animal intentó escapar en dos ocasiones por lo que quedó "solo, en el suelo de un cuarto maloliente y oscuro, helado en invierno y abrasador en verano, incomunicado, sin volver a ver la luz ni tener contacto con nadie".
Cuando rescataron al perro, lo encontraron con una gran cantidad de pelo criado que junto a la suciedad acumulada le había formado unos nudos tremendos y extraños apéndices, "haciendo difícil distinguir éstos de las patas y el rabo del animal". Además de emanar un hedor "insoportable" como consecuencia de tanta suciedad.
Por encima de su piel se había formado una especie de caparazón o costra que lo habían convertido en un "monstruo" a la vista de cualquier persona, por la dejadez en sus cuidados y atenciones que desde luego no le daba su dueño.
"Una sociedad que se llama a sí misma civilizada no debe permitir este tipo de aberraciones; el silencio es la voz de la complicidad y siempre favorece al maltratador, nunca a la víctima", finalizó Uprodea.
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